martes, 20 de mayo de 2008

La era de Ruth y Gehring


Los bateadores y el estadio (1923-1935): Alrededor del año 1920, los Yanquis, los Medias Rojos, y los Medias Blancas de Chicago tuvieron una relación de tipo détente. Sus acciones, que contrariaron las de Dan Johnson lo llegaron a conocer por el apodo como los "Insurrectos". Esta relajación de tipo diferente cobró bien para los Yanquis debido a que el equipo amplió su nómina. La mayoría de los nuevos jugadores que contribuirían a través del tiempo al éxito del equipo, vinieron de los Medias Rojos, cuyo dueño en ese entonces, Harry Frazee, intercambiaba a jugadores a los Yanquis por sumas grandes de dinero. Algunos recién llegados muy importantes durante este período para los Yanquis, fueron el director Miller Huggins y director general Ed Barrow. El emplear a Huggins por Ruppert causaría una interrupción entre los dueños que llevaron finalmente a Ruppert s la compra del jugador Huston en el 1923. Sin embargo, el lanzador y luego jardinero, Babe Ruth, fue el jugador más talentoso de todas los que adquirieron de Boston. El resultado del intercambios atormentaría a los Medias Rojos en los próximos 86 años. Boston no ganarían una serie mundial después del 1918 hasta 2004, a menudo encontrándose a sí mismo eliminado de la competición a consecuencia del éxito de los Yanquis. Este fenómeno llegó a ser finalmente conocido como la Maldición del Bambino como el fracaso de los Medias Rojos y el éxito de los Yanquis pareció casi sobrenatural, y todo pareció provenir de ese intercambio.

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